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Resumen
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Como otras de las primeras series firmadas por Ramón Valdiosera y su grupo de dibujantes, “Shangai” se desarrolla en China. Esta vez, los contrabandistas hacen de las suyas y son castigados por un "hombre blanco"; la influencia de Milton Caniff es evidente. La historieta de aventuras mexicana de la época, en su afán por imitar a la norteamericana, en cuya lectura se han formado sus autores, hace suyas las temáticas del imperio en expansión; incluso sus héroes son anglosajones. Existe una ingenuidad indudable en los creadores como Valdiosera, apenas salidos de la adolescencia, que admiraban la notable destreza técnica de los historietistas norteamericanos, sin embargo, lo más probable es que los editores -como el coronel García Valseca, dueño de Editorial Panamericana- influyeran en que las series ensalzaran el "modo de vida americano", respondiendo a la política "panamericanista" que emprendió el gobierno de Estados Unidos durante la Guerra Mundial, incluso mediante jugosos subsidios a los medios de comunicación mexicanos, con el beneplácito del gobierno de nuestro país. La historia transcurre en China, donde Rayo Blanco, un héroe occidental que se pasa toda la aventura con el torso desnudo, enfrenta a las contrabandistas de opio en los mares de China. En un final no muy correcto políticamente, Rayo Blanco se apodera del opio de los contrabandistas, lo vende y reparte las ganancias entre los pobres. En las últimas viñetas, el héroe celebra sus hazañas en una elegante fiesta, ya vestido de frack y prometiendo nuevas aventuras.
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Shanghai.
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