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Resumen
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La serie que nace con el título de “El Charro Misterioso” en marzo de 1939 -y que un año después cambia de nombre para titularse “El Alacrán”- narra las aventuras de un charro enmascarado con antifaz, que porta un alacrán bordado en la espalda de su chaqueta. Heredero de la estirpe literaria de El Zorro, este "nuevo caballero andante, que roba al rico para darle a los pobres, castiga a los malos y defiende al débil", tiene doble personalidad: en su vida civil es el timorato Carlos, hijo de don Francisco Medina, marqués de Sierra Gorda, mientras que en su faceta de héroe justiciero es el audaz Alacrán. Como simple hijo de hacendado aparentemente odia todo lo relacionado con la charrería, causándole grandes disgustos a su padre, pero como El Alacrán es un charro consumado. Aunque de origen rural, el personaje también experimenta aventuras urbanas, policiacas, e incluso de ciencia ficción. Entre sus enemigos destacan El Hombre Invisible, La Sombra y Kid Colima, un furioso boxeador que llega a apoderarse de la personalidad del conde de Brisac, representante del gobierno francés y hombre de finos modales, cuyo nombre remite obviamente a la leyenda de Chucho El Roto. En su última aventura El Alacrán viaja al pasado, visita el Tenochtitlan precolombino y luego, ya en la época colonial, protagoniza aventuras de capa, espada y misterio. Contradiciendo el canon de los héroes de aventuras -que jamás contraen matrimonio-, esta serie concluye cuando Mercedes, la Dulcinea del Charro Misterioso, le dice al Alacrán: "estoy curada de aventuras", y aquel contesta: "Está bien, corramos la última y vamos a casarnos."
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El Charro Misterioso.
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