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Dancing, salón de baile.
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No. Catálogo Nautilo 657543
Título: Dancing, salón de baile.
Datos de la publicación: México, D.F. :Editorial Juventud,1950-1950.
Números en existencia de la HNM: No. 4063 (4 mayo 1950)-no. 4153 (2 agosto 1950).
Publicado en: Pepín.
Argumentista: José G. Cruz.
Argumentista: Francisco Casillas.
Gráfica: José G. Cruz.
Género: Melodrama.
Técnica: Fotomontaje.

Variante temática:
Cabaret
Abuso sexual
Romance
Crimen

Descripción: Según el propio José G. Cruz, la historia está inspirada en un hecho real ocurrido en el salón de baile "Dancing", donde las muchachas "son llevadas hasta el fango y la deshonra". La historieta pretende ser "una llamada de atención a todos los padres de familia, [la] deben leer todas las madres porque así podrán evitar muchos de los peligros que acechan a sus hijas en la turbulenta vida de la ciudad". José G. Cruz actúa en su propia serie haciendo el papel de Eduardo, un hombre galante que tiene encantada a Gloria, una linda muchacha de apenas 17 años que no consigue conquistarlo. Eduardo la ve como a una pequeña hermana, debido al respeto que le tiene a doña Julia, la madre de Gloria. Con tal de hacerle ver a Eduardo que no es una niña, la muchacha comienza a frecuentar salones de baile como el "Mambo Dancing". En este lugar, el hábil hampón apodado La Liebre abusa de ella y la embaraza; además asesina a Alfonso, el hermano de Gloria. Eduardo enfurece; primero logra que el criminal sea encerrado en la penitenciaría y después convence a Gloria de casarse con él. Durante el parto, Gloria sufre una hemorragia imposible de controlar y muere al dar a luz a un "niño defectuoso". Al final, Eduardo y doña Julia entablan un filosófico diálogo sobre la felicidad. Él argumenta que Gloria "es ahora feliz allá en el cielo, donde deben estar las gentes buenas". En respuesta, la señora aduce que "Dios es justo, Eduardo... Tal vez lo ocurrido sea lo mejor para todos... Tú tienes toda la vida por delante y algún día serás feliz como mereces". El diálogo termina con una afirmación tan contundente como pesimista: "En este mundo no hay felices, doña Julia", concluye Eduardo.
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